Irene apresuró el paso con destino a la oficina aquella mañana. Abrió la tapa de su portátil y pulsó el botón de arranque mientras recorría mentalmente los asuntos que tenía previstos.
Llevaba semanas elaborando una propuesta para una licitación. Ese día vencía el plazo de entrega y aún tenía pendiente integrar un contenido que iba a recibir de otro departamento.
Le esperaba un día arduo en el que debía atender innumerables actividades, que incluían dar apoyo al cierre contable del mes.
Consciente del volumen de trabajo, se había levantado temprano y había sido la primera persona en acceder al edificio.
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